sábado, 19 de febrero de 2011

EL CÍRCULO ESCOLAR

MAESTRA
DIRECTORA
ESTUDIANTE 1
ESTUDIANTE 2
ESTUDIANTE 3
ESTUDIANTE 4
ESTUDIANTE 5
ESTUDIANTE 6
ESTUDIANTE 7
ESTUDIANTE 8
LA ESTUDIANTE X
EL ESTUDIANTE X

Se escuchan aplausos.  Luz.  Se ve un espacio diseñado como un escenario con plateas; la diferencia de planos es extremadamente exagerada y el fondo se muestra como un conglomerado de máquinas.  Es el aula.  Sobre el tablado, la MAESTRA y la DIRECTORA.  La DIRECTORA aparece con ropas de mujer y partes de su uniforme con restos de armadura medieval: por ejemplo, casco, escudo, etc., pero no todo su cuerpo.  Es actuada por un hombre y se dejan ver sus atributos viriles en sus actitudes estereotipadamente femeninas y sus gestos militarizados: menea femeninamente el culo, pero se rasca sus genitales como un hombre;  su agresividad se muestra a cada momento: habla con voz ronca, da órdenes, y a la vez es muy cordial. La MAESTRA esta menos robotizada, pero ya porta algún emblema para ir armando su propia armadura.  Cuando tiene algún desliz demasiado "femenino", la DIRECTORA la mira con autoridad y ella enseguida se repone y acata.  En la parte baja, con mucha diferencia de nivel respecto del escenario donde están la MAESTRA y la DIRECTORA, están o yacen los estudiantes; tienen algunos gestos robotizados, que se limitan por ahora solo a los rituales del colegio: ponerse de pie, saludar, etc.  El aula es el ideal de la escuela pública: hay todo tipo de estudiante (de clase, de religión, de raza y de sexo).  Pero: los niños blancos están sentados adelante; las mujeres blancas detrás de los niños blancos; los ricos blancos varones delante de los pobres blancos varones, pero estos a su vez detrás de las niñas blancas ricas y así sucesivamente.  Depende del número de actores que se tenga, se puede proliferar estas diferencias.  Se puede usar también muñecos, lo importante es que esto resulte totalmente evidente.

DIRECTORA: (Tratando, muy gozosa, de acallar los aplausos.) Queridos alumnos, estamos tan contentos con que la señorita haya ganado este concurso, el cual premia su dedicación y amor, que vamos a cantar en su honor.  (Militarmente.)  De pie, niños. (Desde el tablado, a los gritos, se dirige a un niño muy pobremente vestido, que no puede ni aplaudir ni pararse por su extrema debilidad.)  Vamos, tú, ¿qué te pasa?  No has aplaudido con entusiasmo y ahora no quieres pararte.
ESTUDIANTE 1: (Con dificultad para hablar.): Es que no puedo...
DIRECTORA: No te escucho, habla más fuerte.
ESTUDIANTE 1: Es que no puedo.
MAESTRA: No faltes el respeto a la señorita directora.
ESTUDIANTE 1: (Haciendo un tremendo esfuerzo.) Es que no puedo.  (Con toda la cortesía de la que es capaz.)  Yo quisiera, señorita, pero no puedo.
MAESTRA: ¿Te sientes mal?
DIRECTORA: Que mal ni que ocho cuartos.  Es siempre lo mismo: rebeldía, desacato a la autoridad, prepotencia, falta de civismo, orgullo mal entendido...
ESTUDIANTE 1: Estoy muy débil, señorita.
DIRECTORA: ¿Es que no te damos el vaso de leche en la escuela?  Mira, m’hijito, la Nación hace esfuerzos titánicos, en estos momentos de crisis, para que nuestros niños, QUE SON EL FUTURO DEL MAÑANA (Ante la redundancia, la MAESTRA mira a la DIRECTORA con cierto estupor, pero la DIRECTORA impone su autoridad y la domina con la mirada.)...para que nuestros niños, que son toda nuestra esperanza, crezcan fuertes y capaces de defendernos de cualquier enemigo externo o... (Con énfasis.) interno, y sepan sostener con energía nuestras sagradas instituciones (El ESTUDIANTE comienza a caerse sobre su banco, incapaz de seguir de pie.)
MAESTRA: Vamos, chiquito, de pie.  Cuando habla la autoridad, hay que escuchar de pie.
DIRECTORA: (Comentando por lo bajo a la MAESTRA.) Siempre es lo mismo, son gente sin clase.  (Todos los otros estudiantes acatan con la cabeza lo que dice la DIRECTORA.) Son como animalitos. (El ESTUDIANTE 1 se cae sobre su banco estrepitosamente.) Nada que hacer con esta gente.  A ver, criaturas, vamos a cantarle a la señorita, para homenajear su dedicación y entusiasmo.
ESTUDIANTES: (Todos de pie.
                                         Arroz con leche, me quiero casar,
                                        Con una señorita que sepa enseñar
                                         Con esta sí, con esta no,
                                          Con esta señorita me caso yo.

DIRECTORA: (Muy entusiasmada, igual que la MAESTRA.) Muy bien, muy bien.  Así me gusta.  Aunque vamos a insistir con la maestra de música para que afine un poquito los tonos.  Gracias, niños.
MAESTRA: (Muy nerviosa y conmovida) Yo quiero agradecerles infinitamente esta canción y todo el afecto que suelen brindarme. (Comienza a tocarse sus senos, culo, piernas, cuello y en tono cada vez mas erótico.) Las caricias con las que siempre me prodigan, el amor que llena siempre mi...corazón, yo siempre los llevaré dentro de...mi....
DIRECTORA: (Interrumpiéndola.) Suficiente.  Ahora vamos a volver a la tarea de clase, porque eso es lo más importante.  Hay que aprender mucho para que sepamos defender a nuestra patria y engrandecerla, trabajando mucho y desinteresadamente.
ESTUDIANTE 2: Señorita, señorita, este chico me está molestando.
MAESTRA: ¿Qué pasa Isaac?
ESTUDIANTE 2: Me está diciendo que me van a hacer jabón en el recreo.
DIRECTORA: ¡Qué es esto!  No me gusta que sean agresivos.
MAESTRA: Por favor, criaturas.  Todos somos iguales ante la ley y ante dios.  No me gusta que haya ese tipo de actitudes en la escuela.
DIRECTORA: La señorita ha dicho la VERDADERA VERDAD.  (La MAESTRA mira otra vez a la DIRECTORA, para señalarle la redundancia y ésta nuevamente la fulmina con su mirada; la MAESTRA se queda demasiado abatida y la DIRECTORA, para ganarse otra vez su adhesión, le susurra.) Yo no sé por qué estos judíos no van a su propia escuela. Tenga cuidado, en cualquier momento ese chico va a querer sentarse bien adelante. O en su escritorio.
MAESTRA: No se preocupe, señorita directora.  Le aseguro que ni yo ni los otros chicos de la parroquia lo vamos a permitir. (A los niños, mostrando signos de hartura respecto de la DIRECTORA.) Bueno, de pie, vamos a despedir a nuestra señorita directora.
ESTUDIANTES: (De pie, menos el ESTUDIANTE 1.) Buenos días, señorita directora.
DIRECTORA: Hasta luego, alumnos.  Y a portarse bien y a aprender mucho. (Sale, los ESTUDIANTES se sientan.)
MAESTRA: (Con tono sorprendentemente autoritario, gritando.) ¿Quién les dijo que se sentaran?  (Los ESTUDIANTES se paran como resortes.  La MAESTRA baja de su escenario y pasea por entre los bancos.  Hay gran terror en los niños.  A la ESTUDIANTE 3) ¿Por qué estás en este banco?  Ya te dije que no quiero que te pongas a la altura de los varones.  Las niñas siempre tienen que estar en un segundo lugar, es ley de dios.  
ESTUDIANTE 3: (Como regañando.) Pero, señorita, yo veo mejor el pizarrón desde aquí.
MAESTRA: Nada de excusas.  Si te acostumbras a ir por encima de los varones, después quién sabe adónde vas a querer ir.  (Con tono maternal.)  Mira, chiquita, yo tengo que velar por tu futuro y tu felicidad.  Si aprendes malos hábitos en la escuela, después vas a tener grandes problemas cuando formes una familia.
ESTUDIANTE 3: Señorita, es que yo no veo el pizarrón desde allí. (Señala un banco por atrás.)
MAESTRA: Haz un esfuerzo, las mujeres tienen que sacrificarse.
ESTUDIANTE 3: Pero es que no voy a aprender nada.
MAESTRA: Bueno, eso no importa mucho, porque de todos modos no necesitas saber demasiadas ciencias para ser una buena madre.
ESTUDIANTE 3: Pero...
MAESTRA: (Con tono militar.) Vuelve a tu banco y se acabó. (Se acerca al ESTUDIANTE 4, de piel más oscura.) Y tú, te dije que tenías que venir a la escuela más limpio.
ESTUDIANTE 4: Señorita, yo me baño todos los días.
MAESTRA: No lo parece, siempre estas...como decirlo...en fin...no reluces, no brillas...
ESTUDIANTE 4: Mi piel es así, señorita.
MAESTRA: Jabón, jabón, mucho jabón, y vas a ver cómo se aclara la piel.  Hay que sacar la mugre, ¿me entiendes?  (A todos los otros.) ¿Entienden?  Hay que sacarse la mugre. (Todos los ESTUDIANTES acatan con la cabeza. La MAESTRA sigue por otros bancos y descubre al ESTUDIANTE 5 en la fila de las niñas.)  ¿Por qué estás sentado aquí?
ESTUDIANTE 5: (No debe tener ningún rasgo afeminado.) Porque no me dejan sentar en mi banco.
MAESTRA: (Con tono militar.)  ¿Quién no te deja?  (Con tono maternal.) A ver, chiquito, dime.  ¿Quién no te deja?
ESTUDIANTE 5: Los chicos de la primera fila.
MAESTRA: (Va a la primera fila.) Y ustedes, ¿por qué no dejan que se siente aquí?  ¿Acaso no es un chico como ustedes, de buena familia?
ESTUDIANTE 6: (Es el más grande y atractivo, musculoso, el mimado de la MAESTRA.) Nosotros no le hicimos nada.
MAESTRA: (Se dirige al ESTUDIANTE 5.) Ven acá.  Este es el lugar que te corresponde.  Yo no quiero tener problemas con tu familia, ¿entiendes?
ESTUDIANTE 5: Es que ellos me hacen la vida imposible.
MAESTRA: (Con tono maternal.) ¿A ver, a ver, qué está pasando aquí? 
ESTUDIANTE 6: Es que le gusta estar con la chicas, señorita.
MAESTRA: (Con fingida sorpresa.) ¿Cómo es eso? ¿Te gusta estar con las niñas?  Si eso es verdad voy a tener que ponerte en penitencia y hablar con tu padre.  ¿Por qué te gusta estar con las niñas?
ESTUDIANTE 5: (Con temor.) Bueno... ellas son más buenas, me dejan jugar con ellas...
MAESTRA: Basta, basta.  Te sientas aquí y se acabó.  ¡Lo único que faltaba!  
ESTUDIANTES  6, 7 y 8: ¡Mariquita, mariquita!
MAESTRA: ¡Silencio! 
ESTUDIANTE 5: Yo no soy marica.
MAESTRA: Basta.  (Muy alterada.)  Esta situación es intolerable.  (Al ESTUDIANTE 5.) Te sientas aquí y luego vamos a hablar a solas. Por ahora te sientas con tus compañeros varones y luego vamos a hablar con tu padre y el profesor de gimnasia.  Y Uds. Se comportan como es debido. (Mientras la MAESTRA regresa a su estrado, los ESTUDIANTES  6, 7 y 8 agreden al ESTUDIANTE 5 con gestos de violación, golpes, insinuaciones sexuales, pero con un gran placer y excitación.) (Con gesto militar.) Sentarse. (Con tono pedagógico.) Vamos a estudiar hoy qué es nuestro cuerpo. (Despliega una lámina, donde se ve el cuerpo humano pero en forma de máquina. Todo lo que viene ahora debe ser bastante exagerado y expresionista.)  El cuerpo humano es una máquina perfecta. Para que funcione debidamente, tiene que estar bien cuidada: limpia, aceitada, ajustada.  Cada una de sus partes tiene una función y si la sabemos usar, podremos defendernos de todas las enfermedades y enemigos de la salud.  Tenemos que conocer nuestra máquina para poder cuidarla y hacerla funcionar debidamente.  Cada uno de nuestros músculos debe ser como acero, para que se pueda defender de sus enemigos. Las enfermedades provienen de la mugre, del descuido y de los pecados. (El ESTUDIANTE 7 levanta la mano.)  Si, m’hijito.
ESTUDIANTE 7: El profesor de gimnasia dice que tenemos que construir músculos de acero y comer lo que nos hace fuertes y saludables.
MAESTRA: Claro, el profesor de gimnasia (Con descontrolada excitación.)...el profesor de gimnasia sabe lo que dice y como Uds. ven, él tiene un cuerpo maravilloso y un..una salud de...roble. (El ESTUDIANTE 8 levanta la mano.)
ESTUDIANTE 8: En el catecismo, el padre nos dice que el cuerpo es despreciable y que tenemos que fortificar el alma, para que no se corrompa con el pecado.
MAESTRA: Y… y eso es cierto también.  Tienen que cuidar el alma porque el diablo está siempre tratando de que se les llene de...mugre.  Por eso cada uno debe saber qué tiene que hacer y estar en su lugar. Como todo organismo, la sociedad funciona si tiene a cada uno en su lugar.  (Señala la lámina.)  Miren, miren qué maravilla es el cuerpo. Como Uds. ven, cada órgano, cada... (Tose.) cada miembro está en su lugar.  La cabeza y el cerebro están arriba, porque allí están los ojos y los oídos que nos guían.
ESTUDIANTE 4: Y el olfato.
MAESTRA: No hablen sin pedir permiso.  El olfato sirve para oler la mier...la mugre, la basura.  El olfato es...peligroso. En cambio los ojos y el oído nos permiten ver el cielo y escuchar a los pájaros, nos permiten escuchar y perseguir a los enemigos... (Se empieza a excitar.). Nos permiten ver... (Se autocontrola. La ESTUDIANTE 3 levanta la mano.) Sí, querida.
ESTUDIANTE 3: A mí me gusta oler las flores.
MAESTRA: Bueno, sí, está bien, eso es muy lindo, pero el olfato es siempre algo peligroso.  (El ESTUDIANTE 7 levanta la mano.)  ¿Quieres agregar algo sobre el olfato?
ESTUDIANTE 7: Sí, señorita, que yo estoy oliendo algo feo. (Todos los estudiantes acatan con la cabeza y se ríen.)
MAESTRA: (En tono militar.) Todas las manos sobre el pupitre. ¿Escucharon? (La MAESTRA se repone y vuelve a la lámina.)  En la cabeza tenemos también la boca.  La boca es...cómo decirles...una fuente de...energía.  Por ella introducimos...los alimentos. La boca está en la cabeza...(Algunos estudiantes de la primera fila se llevan la mano a su sexo.) porque, ayudada de los ojos, puede elegir mejor sus...alimentos. (El ESTUDIANTE 4 levanta la mano.  La MAESTRA le da la palabra con cierto disgusto.)  ¿Qué quieres?
ESTUDIANTE 4: La boca sirve también para hablar, para cantar y... para besar.
MAESTRA: Lo mejor que puedes hacer es no interrumpir y mantener la boca cerrada.  Aquí estamos estudiando cosas científicas y no venimos a decir porquerías.  Hay que tener cuidado con lo que se habla y...hay que tener mucho cuidado dónde se pone la...boca. Los niños no deben hacer esas cosas. (El ESTUDIANTE 6 levanta la mano.)  Sí,  mi amor.
ESTUDIANTE 6: Mi mamá siempre me besa.
MAESTRA: Claro, eso es muy lindo.
ESTUDIANTE 6: Pero entonces yo no puedo besar a mi mamá.
MAESTRA: ¿Por qué, querido?
ESTUDIANTE 6: Porque Ud. dice que los niños no deben besar.
MAESTRA: Bueno, yo quise decir que los niños no deben...bueno, aunque es mejor que no beses a tu mamá. 
ESTUDIANTE 5: ¿Por qué no podemos besar a nuestras madres?
MAESTRA: (Titubeando, sin saber qué decir.) Bueno...porque...(Agarrando rápidamente una idea.) porque tu papá se va a enojar. (El ESTUDIANTE 8 levanta la mano.  La MAESTRA con tono militar.) Basta de preguntas.  Aquí se viene a aprender.  (Con tono pedagógico.)  Debajo de la cabeza tenemos el torso, donde se ubican unas máquinas perfectas que trabajan todo el día sin cobrar sueldo: el estómago, los pulmones, el corazón.  La ciencia es hoy tan poderosa, que ya no tenemos que preocuparnos mucho si alguno de estos órganos no funciona bien.  Como nuestra máquina es muy precisa, podemos hacer trasplantes y listo.  ¿Quieren que les cuente un secreto?
ESTUDIANTES: (Todos menos el 1, que sigue tirado sobre el banco.) Sí, sí, señorita.
MAESTRA: ¿Saben una cosa?
ESTUDIANTE 6: (Con cierta insinuación erótica, pero sin salir de lo infantil.) ¿Qué le trasplantaron a Ud. señorita?
MAESTRA: No seas maleducado, mi amor.  No, yo siempre (Va tocándose el cuerpo con cierta excitación.) fui muy...muy...muy natural.  Me cuido mucho y hasta ahora todos mis órganos funcionan muy bien, de modo que no tengo necesidad de trasplantarme nada. Es... otra cosa... es que...bueno...hay cosas que no hay que decir...pero...Uds. saben que muchos de estos adelantos de la ciencia se los debemos a los nazis... (Los ESTUDIANTES se miran unos a otros, la MAESTRA se da cuenta que está yendo más allá de sus límites.)  Hay que reconocer que entre tantas porquerías que hicieron esos salvajes, hay cosas que se las debemos a ellos.
ESTUDIANTE 6: (Mirando al ESTUDIANTE 2 y 5.) El jabón.
MAESTRA: No, mi amor.  Ellos hicieron muchos experimentos con los...bueno...con los...seres humanos y...muchos adelantos de la medicina provienen de esas.... investigaciones.  Por eso...
ESTUDIANTE 8: (Interrumpiéndola.) Por eso querían tener una raza perfecta.
MAESTRA: Claro. (Inmediatamente ve al judío.) Claro, hicieron muchas atrocidades, se...digamos que se... excedieron.  Pero, cuidado, todos los alemanes no son nazis...
ESTUDIANTE 5: ¿Hay nazis que no son alemanes?
MAESTRA: Claro.
ESTUDIANTE 5: Entonces mi papá es nazi.
MAESTRA: ¿Qué dices?
ESTUDIANTE 5: Es que cuando me porto mal, él siempre me dice que me va a hacer jabón.
ESTUDIANTE 7: A mí me dice cosas peores, me dice que me va a romper el culo.
ESTUDIANTE 3: A mí me dice que me va a romper toda, que me va a partir en dos....
MAESTRA: (Se da cuenta que la clase se le va de las manos.) Vamos, silencio. Estamos en clase, señores. (La ESTUDIANTE X, sentada casi al final, levanta la mano.) No quiero más interrupciones ni más groserías. (El ESTUDIANTE 6 levanta la mano. La MAESTRA retoma su tono amable) Está bien, ¿qué quieres, mi amor?
ESTUDIANTE 6: Señorita, yo quiero que continuemos la clase.  Estoy aprendiendo mucho.
MAESTRA: Gracias, mi vida, siempre tan dulce.  
ESTUDIANTE 7:  (Interrumpiendo.) Es un degenerado, lo que él quiere es que Ud. hable de los órganos que están abajo.
MAESTRA: Vamos a terminar la clase, porque ya es hora de ir al recreo. (Suena el timbre.)  Qué les dije, si soy como un reloj.  Por algo me dieron el premio.  Vamos, en orden, salgan al patio y a no ensuciarse.  Y los varones, pórtense bien en el baño, no me obliguen a tener que vigilar allí también.
ESTUDIANTE 8: Las niñas hacen más cosas que nosotros en el baño y nadie les dice nada.
MAESTRA: Pero eso no importa, no hay ningún peligro.
ESTUDIANTE 8: ¿Por qué?
MAESTRA: (Un poco confundida) Bueno, porque... ¿Vas a ir al recreo o tengo que sacarte a patadas?  (Los ESTUDIANTES van saliendo, menos el ESTUDIANTE 1.  Se dirige al ESTUDIANTE 1.) ¿Y a ti que te pasa?  Vamos, afuera. 
ESTUDIANTE X: (Sacude al ESTUDIANTE 1.) Señorita, está muerto.

APAGÓN


Copyright del autor.  Gustavo Geirola, 1999.